Protectores de colchón

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Cuando pensamos en adquirir un nuevo equipo de descanso, empleamos la mayor parte de nuestra energía en mirar colchones ya que al fin y al cabo es lo que nos va a suponer la inversión más importante que debería de asegurar un descanso placentero.  No hay que olvidar que un descanso sin interrupciones de como mínimo 7 horas nos permite afrontar nuestro día a día de la mejor manera.

Así pues, la elección del protector del colchón resulta fundamental y debería hacer emplearnos tan a fondo en su elección como con la  del colchón:

Fundas de colchón:

Suelen ser de algodón o mezcla -50% algodón, 50% poliéster- y se usan para proteger la totalidad del colchón del polvo o manchas leves. Lo ideal sería colocar una funda siempre previamente a la colocación del protector pero resulta casi indispensable para aquellos colchones que están sobre somieres ya que el polvo que se genera debajo de la cama puede alcanzar al colchón por la parte de abajo y mancharlo.

Protectores impermeables no acolchados:

Suelen ser láminas de poliuretano de mayor o menor grosor adheridos por calor a diferentes tejidos como algodón o lyocell. En general presentan más ventajas en cuanto al mantenimiento pero más inconvenientes en cuanto a su confort. Básicamente son fáciles de lavar y secar, caben normalmente en cualquier lavadora y su precio es más reducido. El problema que no tienen capacidad de absorción.

Protectores acolchados:

Este tipo de cubrecolchones, cuando son de calidad, presentan un relleno hecho en multicapas de fibra de poliéster o fibras naturales como el lyocell o el algodón. Sus prestaciones más importantes son añadir un confort adicional al colchón y protegerlo de sudoraciones o pérdidas leves. El acolchado, en ningún caso hace perder las propiedades del colchón porque el peso del cuerpo hace que se hunda lo suficiente para que percibamos dichas propiedades.

Topper:

También llamados sobrecolchones, están destinados a cambiar el confort original del colchón. Los de fibra y plumón aportan un mayor mullido y una sensación de confort como de “estar en una nube” muy agradable. La sensación final es la de descansar sobre una superficie más blanda. El de visco aporta una sensación más parecida a la que tiene un colchón nuevo, de ahí que se utilice cuando ya tenemos un colchón que por varias razones no nos satisfaga, se haya ablandado con el tiempo.

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